lunes, 30 de abril de 2007

CADA VEZ QUE MIRO


Cada vez que miro viajo.

Y resulto cansado ya en las estaciones,
en los peldaños de la escalera mecánica;
son mis ojos fatiga, refugio, paraguas de
aquello que no tengo:

paredes, trapos, camisas que se aman.

Entrelazan sus manos, saben de la sustancia
química, viscoso sentimiento abotonado.
Suben peldaños esclavos de un temperamento,
les espera el viento, las olas del mar de Vigo.

Ilustración de Daniel Argimón, Gèminis

CANTIGA DE AMIGO, de Martín Codax (siglo XI)


Olas del mar de Vigo,
¿habéis visto a mi amigo?
¡Ay Dios, si vendrá pronto!

Olas del mar airado,
¿habeís visto a mi amado?
¡Ay Dios, si vendrá pronto!

Ilustración de Daniel Argimón, Olas azules

viernes, 27 de abril de 2007

UN SENTIMIENTO


Aviva este sentimiento mío la luz oscura de la noche,
despierta los sonidos callados y renace como si
nunca hubiera muerto, yo que muero cada día,
día a día en todas las cosas insustanciales o palpables.

Así es la noche a la que me doy en cuerpo y alma,
ventilador sentimental, espina dorsal, Mar Muerto
que ha de sanar la fría chaqueta, la vacía camisa, el
punto de lectura anclado en una página de mi vida.

Y este sentimiento mío, explorador de luz en la sombra
que queda como el poso en los tazones de café, inacabadas
notas escritas tatuadas en la piel de mi refrigerador,
me apartan del camino errático que a veces pienso es mi vida.


Ilustración "La felicidad", de Alexander Medvekin (1934)

miércoles, 25 de abril de 2007

EN EL JARDÍN


A menudo los niños juegan en el jardín
entre arena y piedras perdidas, ríos que
el tobogán refleja, algunos empeñados en
ir contra la corriente, como Orquídea.

A menudo me paro allí, donde alguna madre
sueña con la hora del sueño en la frescura
del sosiego, junto a las aguas calmadas y la
espesura de los bosques y amadas fieras.

A menudo trato de encontrar en esos rostros
un algo que no se evapore del sentimiento físico.
Pero es inútil. Vago el viento se lo lleva ya, allá
donde los niños, a contracorriente, juegan en el jardín.

martes, 24 de abril de 2007

LA JUVENTUD DOMESTICADA, de David P. Montesinos


La preocupación que da origen a este libro arranca de la constatación -del presentimiento acaso- de que la energía que llevó a la juventud occidental a convertirse en la nueva gran creadora de derechos y de signos, en la mayor cuestionadora de los viejos modelos de autoridad y, en definitiva, en la fuerza revolucionaria más formidable de la era tardoindustrial ha quedado misteriosa y secretamente colapsada. Los media nos insisten una y otra vez en la asociación entre juventud y rebeldía, una juventud que debemos proteger -como los parques naturales- ecológicamente en nosotros mismos, incluso cuando ya no somos jóvenes.

Parece que todos hemos de luchar como valientes contra los signos de envejecimiento de nuestra piel, hemos de desear a diosas con pinta de adolescente -cuando no de niña púber- y solazarnos con espectáculos y diversiones concienzudamente puerilizadas para adultos, desde los estadios de fútbol a los parques temáticos pasando por los videojuegos y las despedidas de soltera donde una treintaañera hecha y derecha hace la gallina en medio de la calle... Sí, pero ¿dónde está el poder disruptor creativo que hizo salir a los jóvenes a la calle para reclamar no la toma del poder político sino la transformación profunda de los estilos de vida y de relación entre humanos? Disruptor es, desde luego, el niño insumiso que hace imposible la normalidad del aula en la escuela, o el que garbea insolente por las calles sintiendo que la tribu de los adultos renuncia a afearle su mala conducta. Lo que no creo es que esa voluntad de desorden sea mucho más que la respuesta desesperanzada y a veces esquizofrénica a la falta de criterios.

Es cierto, acontecimientos como el del "No a la Guerra" o "Nunca mais", por no hablar de Seattle, Génova o las asociaciones juveniles que, con mucho más de voluntad de asociarse y combatir que para adiestrarse en la preservación del orden legado por los adultos como hacían los boy-scouts, obligan a volver oblicua esta mirada nostálgica y nihilista que parece creer que el "sesentayochismo" da carpetazo la Revolución Juvenil. De ser así, como expongo en el ensayo, no habría que renunciar al esfuerzo de la crítica, sólo habría que trasladarlo a otros puntos liminares del mapa social, como los sin techo, los inmigrantes, los homosexuales o las mujeres... Pero es que estoy muy lejos de creer que los Nuevos Movimientos Sociales sean ajenos a los jóvenes. Es por eso que el mensaje de este libro queda abierto, pues su objetivo no es otro que el de suscitar la controversia. ¿No será que el trayecto de la herencia -entendida como legado espiritual- ha quedado interrumpido porque los jóvenes contestan con la ausencia, con la renuncia a ocupar los puestos de poder, al empeño adulto por desactivarlos como ciudadanos y convertirlos en consumidores? ¿No será que el reclamo de fe en la experiencia asociativa como única posibilidad de reconstruir los puentes del derecho y la justicia ha quedado triturado en ellos por el individualismo atroz, ese miedo paranoico al Otro, en que los hemos educado? ¿No es culpable de ignorancia quien, nostálgico del rock, acude a un concierto de momias de sesenta años mientras acusa al hip hop de simple moda yanqui para cabezas huecas? Abramos el debate.

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El libro La juventud domesticada. Cómo la cultura juvenil se convirtió en simulacro, ha sido publicado recientemente por la Editorial Popular.

Se puede adquirir por Internet en la web de la editorial www.editorialpopular.com

lunes, 23 de abril de 2007

PRIMAVERA A LOS CUARENTA


Orquídea ven a bailar conmigo en el día de hoy,
día soleado de primavera haz que sienta amor:
utilidad del hombre que ha de llegar a ser viajero,
más allá de los oceános andante inmenso.

Amor dormilón en torno a todas las cosas
más que en mí mismo es lo que me da cuerda,
incorruptible máquina del tiempo de hombres
evaporados en el anciano desasosiego.

Orquídea ven y llena esta camisa de alivio,
sé el viento, la savia poderosa, crece en ella
como John Donne, Van Morrison, repite
y sé distinta.

Ilustración de Marcelo Soares, Primavera porteña II

viernes, 20 de abril de 2007

AIRE


Quiero dibujar con el dedo aire en las nubes paradas,
y me siento, lo confieso, informe melancólico.

Cae la última gota de agua a la ventana cerrada,
corre sabiendo lo que es, papel mojado,
hermana amante que se ofrece, regalo del alma.

Riega los alredores del amor que en la maleza crece,
desorden de una vida la mía que no se cuida.

No soy como otros hombres centrados en su devenir.
No soy jardinero y dejo la hierba crecer,
encuentro dulzura perdida en ella, aire.

Ilustración de Álvaro Reja, Preciosa y el aire.

miércoles, 18 de abril de 2007

HACIA LAS NUBES


Pienso a veces en el silencio de estos muros que son vida.
También en el correr del agua fresca que río abajo muere.
Me pregunto entonces si habrá algo nuevo en qué pensar.
Si tendré la suerte inesperada del hombre que se siente nada.

Olvidar la vida que vivo principalmente un sueño.
Olvidar los árboles en el camino, la savia poderosa.
Olvidar que crezco en la maleza desordenada del alma.
Olvidar el alma de las cosas y tocar aquello que es palpable.

Todo esto pienso habitual desconcierto con patas.
Hombre entregado a los brazos del sueño que no alcanzo.
Brazos amantes de nubes aliviadas y deseo.
Blancas azules sin forma a mis ojos sin malicia.

martes, 17 de abril de 2007

DESCONCIERTO


Sueño pétalos, margaritas en el camino
blanco amarillo.
Deshacen mis pies, construyen mis manos
aquello que evapora el tiempo.

Es lo natural que así sea,
que yo sea junco en el viento.
Besos encorvados, chaqueta de viejo,
en blanco y negro desconcierto.

Ilustración de Gilbert Garcin

lunes, 16 de abril de 2007

DESASOSIEGOS, Fernando Pessoa


Todo se me evapora. Mi vida entera, mis recuerdos, mi imaginación y lo que contiene, mi personalidad, todo se me evapora. Continuamente siento que he sido otro, que he sentido otro, que he pensado otro. Aquello a lo que asisto es un espectáculo con otro escenario. Y aquello a lo que asisto soy yo...

...Devaneo con el pensamiento, y estoy seguro de que esto que escribo ya lo he escrito. Lo recuerdo. Y pregunto al que en mí presume de ser si no habrá en el platonismo de las sensaciones otra anamnesis más inclinada, otro recuerdo de una vida anterior que apenas sea de esta vida...


Fragmentos extraídos del texto número 18, del Libro del desasosiego.

viernes, 13 de abril de 2007

NÚMERO 30


La brisa viene a la tarde,
arropada de grata belleza,
como novia en las nubes.

Despunta
oh prófuga alegría en mi pecho,
agua de los ríos, de sueño feliz.

¡Ay que gran dolor no ser masa
y romper las camisas del corazón!

Ilustración de Salvador Dalí

jueves, 12 de abril de 2007

¡OH ÁRBOLES!


¡Oh árboles que en el camino me veis!
Dadme vuestra eterna savia y anclarme
si fuera necesario al suelo que pisais, y
dejad que crezca en mí todo vuestro amor.

¡Oh árboles que dais vida!
Hojas, ramas y pájaros que el viento ondea
meced a vuestro albedrío el desamueblado rincón,
espíritu con pies de plomo.

Llevadlo lejos de aquí, cerca de allá.
¡Oh árboles! Avivad el fuego que lo ha de consumir,
liberadme, y
dejad que crezca en mí todo vuestro amor.


Ilustración de Ángela Romero, árboles

miércoles, 11 de abril de 2007

ELEMENTOS PARA UNA CANCIÓN


Cuando estoy contigo todas las cosas me parecen bien.
Si me dices "tengo que dejar esto" yo estoy contigo.
Ahora es el momento, y yo estoy contigo.
Esto es lo que hay, y sabes que no nos conviene a los dos.

Pero estoy contigo y en tus ojos hay una luz que brilla.
Como aquellos planetas que un día me llevaron a ti.
Esa luz nos ayudara, y
nos hará olvidar la línea dura que cruza nuestros rostros.

Esa luz que brilla en tus ojos es el valor que nos falta,
que da fuerzas a todo las cosas que nos rodean,
que hará que crucemos el umbral de la puerta,
caminar bajo el disparador de imágenes.

En el cielo, en la tierra o en el infierno,
con el agua, la lluvia o el viento,
con todos los miserables del mundo tras nuestras huellas,
cuando estoy contigo todas las cosas me parecen bien.

Ilustración de Álvaro Ybarra

lunes, 9 de abril de 2007

CRUCE DE CAMINOS


Así es como de espaldas a la luz, temeroso
un haz dibuja ríos de carne, sombría presencia
en el camino sin señal alguna ni voluntad la mía,
sólo el capricho, pies del albedrío.

Así es como de cuerpo entero entre revuelo
de risas siendo todo oscuridad ella me toma,
ofrece su blanca mano, me entrego. Le doy
los ojos míos éstos con los que nací,
aquellos con los que moriré.

Ilustración de Gerardo Camargo, Cruce de caminos

miércoles, 4 de abril de 2007

FRAGMENTOS DEL CEMENTERIO, Paul Valery


XX

¿Acaso amor, o el odio de mí mismo?
Tan cerca siento su secreto diente
Que puede convenirle todo nombre.
No importa. Siempre sueña, quiere, toca,
Ve: le gusta mi carne. ¡Yo, yo vivo,
Ay, de pertenecer a este viviente!


XXIV

El viento vuelve, intentemos vivir
Abre y cierra mi libro al ire inmenso,
Con las rocas se atreve la ola en polvo.
Volad, volad, páginas deslumbradas.
Olas, romped gozosas el tranquilo
Techo donde los foques picotean.

domingo, 1 de abril de 2007

MIRO


Miro por la ventana los poblados del fondo
un rumor de luces amarillas en el último sol
y unas nubes sin tipo alguno;
miro por la ventana tierras lejanas.

Más cerca el viento sopla.
Miro como se pierden los toldos, las líneas del
corazón, las edades de los árboles melancólicos,
vacías las ropas tendidas en terrados de espigas metálicas;
miro y todo se mueve.

Miro y nada está quieto.
Miro, y si embargo no puedo escapar.
Miro y siento algo diferente
y miro sin saber de qué se trata.

Ilustración de Lady Pain