¡Oh árboles que en el camino me veis!
Dadme vuestra eterna savia y anclarme
si fuera necesario al suelo que pisais, y
dejad que crezca en mí todo vuestro amor.
¡Oh árboles que dais vida!
Hojas, ramas y pájaros que el viento ondea
meced a vuestro albedrío el desamueblado rincón,
espíritu con pies de plomo.
Llevadlo lejos de aquí, cerca de allá.
¡Oh árboles! Avivad el fuego que lo ha de consumir,
liberadme, y
dejad que crezca en mí todo vuestro amor.
Ilustración de Ángela Romero, árboles
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