domingo, 19 de septiembre de 2010

UN ALEGRE TRABAJO MATINAL

Me miro al espejo por la mañana y no sufro,
y sin embargo no soy el hombre de ayer sino
otro hombre más viejo, y tal vez menos lúcido.
¿Por qué?
Por qué este engaño,
acaso soy un hombre al que se le tiene lástima
y al que de alguna manera es preciso mentir.

1 comentario:

Maria Coca dijo...

Los espejos no mienten: nos mentimos nosotros mismos.

Me gusta el nuevo estilo de tu blog.

Un abrazo.