En las lejanas tierras de la anciana Paz,
allá donde la serpiente duerme en lo más hondo de ti,
una voz poderosa grita tu nombre de árbol encendido.
Hazle caso, y ve deprisa a donde el manantial de agua fresca,
ella te espera sin esperarte con los ojos cerrados.
Ve, llega y siéntate frente a ella,
sé el moscardón inoportuno que perturba su descanso.
Revolotea con tu ruido impertinente,
haz que sus ojos despierten y sientan curiosidad,
serás agradecido y honrado por ello.
Luego, tal vez, despierte la serpiente
y os abrace.
1 comentario:
Enigmático poema que encierra muchos significados. Interesante, amigo.
Un abrazo.
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