Luego están las hermosas cumbres nevadas,
las cordilleras salvajes que el atrevido aventurero,
hombre de cartón-piedra,
pretende conquistar y plantar en la cima su bandera.
¿Por qué mis conquistas no son ésas?
¿Por qué soy hombre que se conforma con planchar
las arrugas de su camisa, tonto y aburrido?
Quiero ser un expedicionario a tierras de Lhasa.
2 comentarios:
Aquellos lugares deben ser maravillosos. De esos sitios que se quedan a vivir en el corazón toda la vida.
Un abrazo.
Pues ahí coincidimos plenamente. Cuánto he admirado al aventurero, al que anda libre de apegos cotidianos.
Pero lo que me sorprende del poema es precisamente ese anhelo en ti, que tanto disfrutas del día a día (los alegres trabajos matinales) y esa calificación de "tonto y aburrido".
Muy cercano, sincero.
Abrazos
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