Los amantes gritan desde las azoteas,
resuenan los cuerpos,
y la gente en la calle, idos aquellos,
los comen como el fruto caído del cielo.
Así muestran lo que hay adentro.
Por fin, solamente, se ven a sí mismos.
Han encontrado su imagen,
que no engaña.
1 comentario:
Qué bueno! Curiosa coincidencia temática, querido amigo. Es cierto. Hay que buscar siempre la esencia del que somos tras el espejo.
Un abrazo.
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