Para Cornelis Zitman
y Vera
Arropará esta tierra
la espera de la lluvia
sin remedio a nuestros ojos.
Escondidas ya las siento,
tiemblan las nubes imprudentes
tal vez allí, más allá de la montaña.
Vendrá a nosotros su aliento,
y seremos sin nada que hacer
profundo suspiro de vapor.
Lloverá sobre desiertos y estrellas,
crecerá la vida en años luz, hoy y mañana
en la espesura de lo imposible por fin hecho.
Fuertes manos en esta tierra de bronce,
febriles, ardientes, nubes e inquietas,
tomarán de los ríos el alimento sagrado.
Sin remedio a nuestros ojos
arropará esta tierra
la espera de la lluvia.
2 comentarios:
La lluvia siempre ha tenido algo de melancólico. Su agua nos cala el alma, como tu poema.
Besos
Qué bonito regalo, la lluvia y el poema. Inspirado en tus vacaciones, parece. Qué suerte.
Abrazo
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