miércoles, 13 de febrero de 2008

REGRESO DE TU MANO INVISIBLE


                                                                                       Gabriela Trejo   


Como si la tuviera delante,
como si al alcance de la mano estuviera,
y las turbias telas de sus ojos quitase,
así sería yo bendito entre todos los amantes.

Navío entre dos aguas,
lágrimas de tempestades finas a oleadas,
que zarpa y no tiene puerto donde atracar,
desgracia tan grande, calma madre mi dolor.

Y no hay amor,
paz ni sentimiento pacífico,
voluntad engañada con el dulce veneno
de quien se siente personaje sin hueso ni carne.

Regreso de tu mano invisible al camino,
a las velas encendidas, al trozo de pan sobre la mesa,
a la sonrisa de Orquídea en cuyo blanco está la vida,
adorable paso de amor, crecimiento sin mesura.

Amor que das la vida y la muerte,
persisto en ti y a ti me someto;
deja que bese tu mano hincado aquí
sin ojos ciegos de razón; y hazme tuyo.


5 comentarios:

Ana dijo...

Regresas de su mano para entregarte al amor, sometido... mmm... cuando vengo por tus letras raro es el día que no me asombro de todo lo que puede llegar a dar de sí una ausencia.

En este poema la rozas "como si al alcance de la mano estuviera" y se vio la entrega, sí, sí se vio.

Mallén dijo...

El sometimiento es mala cosa, porque acarrea la anulación de uno del par. Y no se puede amar a solas, ¿O sí?
Cariños, querido José Luis...

Maria Coca dijo...

El amor siempre da la vida y la quita... Así es. Precioso. Me encantó tu travesía marítima hasta el final. Y no es cuestión de sometimiento sino de entrega al amor, sin miedos. Así lo veo.

Besos desde mi orilla.

carlota dijo...

"Regreso de tu mano invisible" es un título que atrae, como la imagen que ilustra el poema.
Es un volver a abandonarse, quizá, al amor tal y como debe ser: "con ojos ciegos de razón", acertadísima imagen.

carlota dijo...

Perdón, lapsus: cambié "con" por "sin":
"sin ojos ciegos de razón".