lunes, 12 de febrero de 2007

SATURNO


En el deseo de aliviar mi espíritu y
de saberme más centrado en esto de la vida,
escribo palabras que en realidad no son nada:
un uff siquiera que en la noche se respira.

Y esta ilusión por sentirme útil,
como herramienta del mundo y de la Historia,
a toda máquina se apodera de mí.

Luego llega la noche, y
entre el tabaco y algo de alcohol, perdidos los sentidos,
los vecinos y las paredes se entregan al juego del amor.

Ella entretanto duerme.
Velo su sueño, ¿cómo pudiera no hacerlo?

Me veo entonces en la necesidad de ser andamiaje,
viajero de planeta en planeta, estructura del mundo,
obrero especializado buscando para ella sueños en los
anillos de Saturno, en los palacios de Damasco.

Y así una vez más mi espíritu se engaña.
Vencido por el sueño duerme como un niño
que escucha una canción de cuna.

No hay comentarios: