Oscuro, sombrío, silencioso día de otoño.
Helados muros cuyos cadáveres contemplo,
lejos, muy lejos de la vida diaria,
huyen, corren, vuelan, se levantan como la hojarasca
de la lamentable locura.
Y no son ellos,
ni a ellos mismos se deben.
Muchos piensan: "debo morir,
olvidar este terror anómalo,
esta melancolía que me sofoca y que me exprime"
Ni siquiera saben que estamos muertos,
que somos cadáveres del sueño que suave
por los ojos entra.
Helados muros cuyos cadáveres contemplo,
lejos, muy lejos de la vida diaria,
huyen, corren, vuelan, se levantan como la hojarasca
de la lamentable locura.
Y no son ellos,
ni a ellos mismos se deben.
Muchos piensan: "debo morir,
olvidar este terror anómalo,
esta melancolía que me sofoca y que me exprime"
Ni siquiera saben que estamos muertos,
que somos cadáveres del sueño que suave
por los ojos entra.
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