No conozco otro acontecimiento inmutable
que aquel que siembra la duda en el camino,
tal es mi Dios, vestido de polvo y lodo,
de innombrable luz que hace bellas las cosas
aun sabiendo que ellas me han de cegar.
¿Qué sentido tiene entonces deletrear estos
pasos en el camino?
La certeza se convierte en error,
el error en fragmentos diarios de vida
y la vida en forjada margarita.
Espero perderme a cara descubierta,
reconocerme en los signos dados y erráticos,
ser amante de una divinidad invisible,
urdida con tela de viento, apenas intocable.
2 comentarios:
Cuando uno está perdido, todo parece un sin sentido.
Un abrazo.
Sin duda, del error y la duda se aprende, si lo hacemos a cara descubierta y sin autoengaños.
Buena entrada de otoño.
Un abrazo y a seguir
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