Se amaban más allá de las estrellas,
cerca de la constelación de Sakamoto
donde se creía el fin del Lago de Cielo.
Era preciso amarse así,
entre cometas llevados por los vientos de Orión,
y las nubes de hilos de mirada en años y ojos luz.
Sabían del fuego en los cuerpos celestes,
donde los sentidos de los viajeros se pierden y
el Tiempo desde el exilio mira la luna clara.
Olvidaban la muerte prematura de las estrellas,
el dolor de los pechos calientes,
las amenazas del Emperador Azul que prohibía su amor.
Reían, y amaban, y la galaxia se perdía
en la frágil arquitectura de los agujeros negros,
donde los sentidos del viajero, sabed, se pierden.
5 comentarios:
Todo va en continuo movimiento como el universo mismo. El amor también, es mejor así.
que bello, me encantó! es como el viaje del amor
"Sabían del fuego en los cuerpos celestes,
donde los sentidos de los viajeros se pierden"
lindo!
Qué hermoso sentimiento!!!! Todo lo demás, está de más, como bien narras.
Besossss
Los sentidos del viajero se pierden y el tiempo está en el exilio. Es un paréntesis, como un salto al vacío y un dejarse llevar.
Un abrazo
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