
bajo un cielo de selva negra.
No nos importaba ese invento del tiempo
y sí las cosas más elementales:
las líneas de la mano, las yemas de nuestros ojos.
Era el juego de mirarnos,
de decir solamente deja que te mire mi amor y
de saber de nuestras manos espejos a través del mundo,
de los fondos de los mares y de las arenas movedizas.
Ésa, sabed, era nuestra distracción en este mundo.
Pero crecimos en el camino.
Así que como suele pasar perdimos la ingenuidad,
y ya se sabe lo qué pasa cuando uno se hace mayor,
nada es ligero y se quisiera ser pompa de jabón,
fruto de un soplido de boca en boca, cerca del cielo.
Bajo aquel cielo selva negra nos amamos,
supimos de nuevos mundos muy diferentes a éste,
de vientos fotografiados en papel invisible junto a
ríos de tinta que siempre iban a dar en el morir
que eran nuestros ojos océanos.
Fotografía de Paul Politis
5 comentarios:
Cuánta nostalgia, José Luis! Esos cielos de selva negra me resultan tan cercanos, y tan antiguos a la vez... me da la brisa de que todos los que han amado han descubierto el secreto de esos océanos de los que hablas. Y también del frío yerto del ocaso inevitable.
Gracias; me arrancaste un hondo suspiro.
Me ha gustado mucho El Juego de Mirarnos,y en gral.como escribes .Un fuerte abrazo
No sé qué me pasa últimamente que todo lo que me susurra paso del tiempo me hace saltar las lágrimas. Como este precioso poema tuyo de hoy, en el que plasmas tan bien ese juego de mirarnos, donde los ojos son las manos, esos ojos océanos.
Ahora que nada es ligero, es cuando mejor se aprecia ese recuerdo.
Un abrazo
Con el título me has puesto nerviosa, ahi me encuentro yo y quien sabe cuántos en ese juego de pupilas que nos traemos!!
Ufff.
De la pérdida de la inocencia creo que "hablamos" estos días, sí, qué jodido, veo que trajiste aromas de aquello de "...van a dar al mar que es el morir" que ahora mismo, disculpa mi imbecilidad pero no recuerdo de quién se trata...
Un poema cargado de nostalgia, de imágenes y referencias. Un juego en el que uno gana y pierde al mismo tiempo. Me gustó.
Besos desde mi orilla.
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