viernes, 23 de noviembre de 2007

MEMORIA


En memoria de Anna Frank y de aquellos que no están

La niña que ya no está
tiene ojos de castaño, y
lágrimas blancas, flores
como verdes por dentro.

Escondida en la luna de cristal
abrazan sus brazos el río,
y no quisiera, no, que se fuera,
y llora la niña como novia sin consuelo.

Y sus lágrimas que eran blancas
se las llevó el viento caprichoso,
malvado en humo de hechizo, y
traje a rayas de ceniza fueron.

Quedó el río sin novia y compuesto,
sin niña que lo mirara
recién lavada la cara cada mañana,
blanca la carita, verdes los ojos de castaño.

2 comentarios:

Mallén dijo...

Mis diarios de vida de pre adolescente eran conversaciones mantenidas en sueños con Ana Frank. Y oí por ahí que cortarían el árbol del que habla la niña en su texto, porque una enfermedad vegetal estaba pudriendo sus raíces. Una pena.
Gracias...

Ana dijo...

Sabes? este poema me llevó a un extracto de Camarón de la Isla, en Ná es eterno, te lo dejo:

...ya no viste la luna su velo de seda negro
ya no baja a mirarse en su azul espejo
el sol le dio a la luna un desengaño
se siguen de lejos,se siguen mirando...

Quizá no haya distancia capaz de hacer borrar ciertas cosas.