jueves, 1 de febrero de 2007

DE LA TIERRA Y LOS LABIOS, Antonio Gamoneda

Robert Ford


La soledad entera se desnuda en tus ojos,
muchacha interminable de carnes y amargura,
juraría que un muerto detenido te anida
y te cruza la sangre y, en la sangre, anochece.

Porque eres silenciosa y no tienes ni madre
y tus pechos sólo sirven para hacerme llorar;
porque yo soy de sombra y de distancia, el viento
sobre ti deposita un aroma de hombre.

Grandes besos amargos se mueren en mi boca;
no nacen a tus labios, enemiga nocturna.
Ahora es de noche y sufro. Te escribo oscuramente
la rabia enamorada que me late en los brazos.


Antonio Gamoneda

No hay comentarios: