Cada vez que miro viajo.
Y resulto cansado ya en las estaciones,
en los peldaños de la escalera mecánica;
son mis ojos fatiga, refugio, paraguas de
aquello que no tengo:
paredes, trapos, camisas que se aman.
Entrelazan sus manos, saben de la sustancia
química, viscoso sentimiento abotonado.
Suben peldaños esclavos de un temperamento,
les espera el viento, las olas del mar de Vigo.
Ilustración de Daniel Argimón, Gèminis