martes, 22 de febrero de 2011

IRA

Se cuenta la historia de un hombre de ira.
Quemó su casa porque no prendía la leña.
El fuego no tiene paciencia, se dijo.

Otro hombre mira como un niño el tren que me lleva.
Yo no voy, él lo lleva.
Es la voluntad del viento, de las sombrías nubes, se dice.

Un tercero lee el periódico.
La ira de los hombres que no tienen pan sella sus labios.
Adónde irá este mundo mío, piensa, ¿Alá nos protegerá?

Hay otros hombres en el tren de hoy, en los andenes de hoy.
Los veo mirar por la ventana, acunados con el vaivén del tren.
Dormidos sobre las copas de sus ojos.

Entretanto no sé si llueve o no.
La mañana era de nubes sombrías.
Una fotografía de tonos grises.

Y si llueve, desconozco si el agua limpiará mi piel.
Sé que viajo en este tren en el que no voy,
y sin embargo me lleva.

1 comentario:

Maria Coca dijo...

Viajar en trenes que nos llevan
sin alejarnos nunca de nada.

Qué buen poema.

Besoss