Como se ve en las ventanas apenas uno se fija,
liberado el rostro, transformado e inquieto,
un rostro que ya no duerme de día,
que ya no es arena y sí lúcida arcilla,
que respira apacible al otro lado de las ventanas,
e indaga y piensa y se sonroja,
y muestra la alegría del hombre.
Entonces, al otro lado de las ventanas, nada es
imposible, ¿quién puede engañar al otro reflejado?
No, nada es imposible. Nada es tan bello como los
ojos de uno mismo al otro lado de las ventanas.
fotografía, josé luis cervera
1 comentario:
Qué bonitas palabras... Es cierto. Nada es imposible. La belleza está ahí, junto a nosotros.
Besos
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