Quiero hoy el vestido de tus manos,
el hilo dorado de tus dedos amantes.
Ya en el cristal la impronta de unas yemas
arropan esta tierra sin pasos, este frío de
invierno recién llegado. Y yo quiero el vestido,
la religión de tus ojos, la ilusión que dejó de
ser tiempo, el abrazo de tu cuerpo desnudo.
Desnudos ríos, helechos, juncos, fieras y vientos,
desnudos los ojos en tu piel de pergamino,
desnudos continentes, desnudos espejos rotos,
quiero hoy ser vestido de árbol en tus manos,
y cobijarme en los más profundo de la tierra.
La tierra que amamos, cualquier tierra
de arroz y pescado, tierra en nuestras manos,
manos que son barro de imperfecto alfarero,
cualquier tierra será nuestra tierra, cualquier
viento, cualquiera de las estrellas de Universo.
Universo vestido de tus manos,
dorado cosido de tus dedos amantes.
2 comentarios:
Qué delicia ser vestido por las manos amantes. Como si nuestra desnudez cobrara sentido ante el hilo dorado que la recubre, que la envuelve.
Enamorados versos.
Un abrazo
Que hermosa manera de vestirse, cuanto sentimiento en un poema...
Muy hermoso.
Saludos.
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