jueves, 6 de marzo de 2008

EL BUEN DÍA


                                                                                          Gabriela Trejo


Por el cielo y hasta el final del día
ni duermo ni despierto estoy,
ni me acuerdo de nada ni guardo memoria,
sólo luz que talla mi pecho y mis ojos ciega.

Y mis manos apenas cubren mi rostro,
y mis dedos oscurecen la claridad del día,
y mi vida huye con los diablos que nadie,
nadie entiende; y así avivan las llamas.

Ojalá llueva en el verde prado
y el río y su frescor amen las flores.
Me veréis entonces consumido, blanco de amor
como el amante desvariado en la noche.

Ojalá Lluvia cure esta llaga tan grande
y los diablos no me den consuelo.
Que venga la hora del ensueño
al olvido en esta claridad que no alivia.

Por el cielo y hasta el final del día
que venga, pues ya soy muerte rápida,
dorada fruta que de tus manos cojo
y gozo, miro y amo, toco y bendigo.


3 comentarios:

Ana dijo...

Me transportaste con este poema a un poema del Chinato que viene a decir

"soledad, que te pegas a mi alma como esa dulce soledad...

Ultimamente te encuentro más buscando lo eterno, no sé.

Maria Coca dijo...

Un poema con transcendencia, pese a los elementos naturales. Me gustó.

Besos desde mi orilla.

Maybe dijo...

Ojalá...