
Nos damos, siendo amantes, al engaño,
disculpándonos por la poca luz en nuestros ojos,
envueltos en palabras acentuadas,
tristes e inútiles golpes de voz.
Nada queda de tus manos, de las mías,
sino aquella entrega, agua de río,
copa de vino, debilidad de nuestro cuerpo
que se toma y bebe.
Duermen los amantes en este otoño,
cuerpos, fragmentos de una cobardía,
ligereza que el viento arranca, mece, ondula,
dejándola al fin sobre otros pasos en la Rambla.
Quién sabe si también engañados o no...
Ilustración de Nicoletta Tomas
8 comentarios:
hola, he llegado al blog de pura casualidad, pero llegué.
Saludos
hola, una trizte, suave, melancolica manera de contar un engaño. saludos.
Me gusta mucho, muchísimo la imagen que ilustra el poema.
Ser amante, tarde o temprano, acaba siendo jodido. Y el otoño acentúa más si cabe la melancolía, las palabras vacías, el transcurrir...
Me ha gustado mucho.
Un abrazo
cuesta menos encontrar el alma en tus "cosas " que en algunas personas. Los engaños son jodidos , pero a mi me encanta que me mientan susurrándome al oido. . . saludos brujos
Es la mentira más cierta que existe. Saludos, José Luis...
Tristes amantes que ya no saben cómo amarse. Una imagen preciosa para un poema otoñal y melancólico. Me gustó.
Besos desde mi orilla.
Al engaño
tal vez llegamos
sin sentir el trago amargo
mas somos amantes furtivos
del viento y el ocaso.
Bello e inspirador, me ha gustado muuucho.
Saludos desde los cielos dorados de Perú.
El otoño todo lo entristece, incluso el amor.
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