A veces mi cuerpo se me figura un objeto que no me concierne,
que vaga por un alegre valle, en el placer de los ríos y las montañas,
en los peligros de las hienas que alegres atan mi corazón a un sueño
profundo, lejos ya,
perdido en el tiempo.
Y su curso me llega con inexpresable agitación...
Mi piel, luego, es el reflejo de aguas arrugadas,
que apenas resuenan porque apenas se tocan.
No hay gratos días ni melodía en esta vida,
sólo muros pálidos bajo un cielo escrito azul,
sólo prófugos aromas atrozmente breves.
Ilustración de Claudia Agusti, Viento
1 comentario:
Los aromas breves son los mas recordados...buen poema amigo.....saludos desde Chile
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