Salíamos sin previo aviso a pasear juntos por el parque
y era, qué importaba eso, mañana o tarde.
Y a cada paso, apenas o nada, me iluminaba de sombra.
Entonces el juego era alcanzar el paso de los pájaros, que
insolentes y solitarios, lejos su intención de alzar el vuelo,
dejaban escritas hojas de otoño reciclables:
coger un imposible, la vida era eso
pisar las hojas, nuestro camino.
Ilustración de Jingyangquiet, en el Álbum de Marta
No hay comentarios:
Publicar un comentario