lunes, 22 de enero de 2007
TOM SIN JERRY
Hay ángeles buenos que alzan la frente en lo alto del cielo
y que cuando llega la noche,
infatigables al desaliento,
se dejan caer en la morada.
Allá alzán de nuevo la frente, en pie, con radiantes armaduras,
ropaje de luto por la falta de sentimientos,
y en ese lugar, como Tom sin Jerry,
me buscan y encuentran escaneándome el corazón.
Ángeles que son calaveras,
cráneos que son excelentes o no,
delincuentes de la vida moderna,
descansan sin descanso en aterciopelados planetas.
Así sucederá que algún día,
sin ya el oxígeno respirable, morirán,
dejarán hacer al tiempo.
Morirán, sí, con la locura de la noche,
con las melodías de la edades sepultadas.
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